El Santo Padre reflexiona sobre el “don de la vida” y la respuesta de vocación y esperanza, en su mensaje para LXII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 2025, texto que firma este 19 de marzo durante su hospitalización en el Policlínico Gemelli de Roma.
“Peregrinos de esperanza: el don de la vida”, es el tema de mensaje para la LXII Jornada Mundial de la Oración por las Vocaciones, firmado por el Papa Francisco en el Policlínico Gemelli de Roma: “Quiero dirigirles una invitación llena de alegría y aliento para ser peregrinos de esperanza, entregando la vida con generosidad”.
“La vocación es un don precioso que Dios siembra en el corazón, una llamada a salir de nosotros mismos para emprender un camino de amor y servicio. Y cada vocación en la Iglesia —sea laical, al ministerio ordenado o a la vida consagrada— es un signo de la esperanza que Dios pone en el mundo y en cada uno de sus hijos”, explica el Pontífice.
El Papa recuerda que, ante cada circunstancia adversa de la vida, especialmente en los jóvenes, el Señor “quiere despertar en cada uno la convicción de ser amado, amado y enviado como peregrino de esperanza”.
Acoger el propio camino vocacional
Y por eso hace un llamado a los pastores: “se nos pide acoger, discernir y acompañar el camino vocacional de las nuevas generaciones. Y ustedes, jóvenes, están llamados a ser los protagonistas de su vocación o, mejor aún, coprotagonistas junto con el Espíritu Santo, quien suscita en ustedes el deseo de hacer de su vida un don de amor”.
A los jóvenes también pide acoger el propio camino vocacional: “Es necesario tomar conciencia de que el don de la vida exige una respuesta generosa y fiel”. “Toda vocación, cuando se percibe profundamente en el corazón, hace surgir la respuesta como un impulso interior hacia el amor y el servicio; como fuente de esperanza y caridad, y no como una búsqueda de autoafirmación”.
Discernir el propio camino vocacional
Reitera el Papa Francisco que “vocación y esperanza, por lo tanto, están entrelazadas en el proyecto divino para la alegría de cada hombre y de cada mujer, porque todos estamos llamados a ofrecer nuestra vida por los demás”.
También invita a los jóvenes a discernir el propio camino vocacional, “nunca es solitario, sino que se desarrolla en el seno de la comunidad cristiana y junto con ella”. “Queridos jóvenes, el mundo los empuja a tomar decisiones apresuradas, a llenar sus días de ruido, impidiéndoles experimentar un silencio abierto a Dios, que habla al corazón. Tengan el valor de detenerse, de escuchar dentro de ustedes mismos y de preguntarle a Dios qué sueña para ustedes”
Acompañar el camino vocacional
Y también exhorta a los agentes de pastoral vocacional a acompañar el camino vocacional con una “escucha y acogida respetuosa en las que puedan confiar, guías sabios dispuestos a ayudarles y a reconocer los signos de Dios en su camino”. “Que se promueva el cuidado de la vocación cristiana en los distintos ámbitos de la vida y de la actividad humana, favoreciendo la apertura espiritual de cada persona a la voz de Dios”.
Finalmente, el Papa Francisco insiste que la Iglesia y el mundo “busca testigos de esperanza, que anuncien con su vida que seguir a Cristo es fuente de alegría”.