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Hno. Víctor Ramos, FSC
Distrito Antillas-México Sur


Los Hermanos de La Salle, por el dinamismo de nuestra propia misión educativa y en consonancia con el espíritu eclesial, debemos poner énfasis constante y determinado en la formación permanente de cada Hermano a lo largo de toda su vida. Nuestra identidad singular, que surge de la Asociación y en la Asociación, se consagra al servicio educativo, y pide que sus procesos de formación permanente tengan la peculiaridad de emerger desde la comunidad:

“En la comunidad se ayudan unos a otros
a crecer humana y espiritualmente”.

(Regla 2015, 81)

Los llamados que el Papa Francisco ha hecho a la Vida Religiosa, han sido insistentes en la renovación y cuidado de los miembros de las congregaciones, para ser coherentes y dar un testimonio auténtico del seguimiento de Jesús y de la vida en común. 

En el Distrito Antillas-México Sur, ese interés y preocupación han tomado forma y se han hecho proceso a partir de los últimos Capítulos Distritales. De modo que, en lugar de realizar solo acciones remediales y desconectadas, se llevó a cabo un Diagnóstico sobre la Formación Permanente en el Distrito (2015) que puntualizó las fuerzas y necesidades estructurales de la formación continua. En continuidad con ello, el último Capítulo Distrital (2018) se propuso “diseñar no un plan, sino un Modelo de Formación Permanente. Un modelo que -a diferencia de un plan homogéneo de contenidos establecidos taxativamente- sea personalizado, procesual y flexible, a partir de la identificación del itinerario común, y según sectores, edades, encargos, riesgos, tareas actuales y futuras. Es fundamental que en dicho Modelo cada uno pueda reconocer su propia situación, encontrar Hermanos con quien acompañarse, dejarse acompañar y encontrar los recursos para dar vida a su propio caminar.”

LA EXPERIENCIA DE FORMACIÓN PERMANENTE “Nacer de nuevo”

Como parte de este Modelo de Formación, se han diseñado experiencias con duración de dos semanas, las cuales están programadas en diferentes momentos del año, con la intención de que todos los Hermanos del Distrito puedan vivir una de ellas, aún cuando nos encontramos en plenas actividades ordinarias.

El icono para estas experiencias es el de Nicodemo, como hombre que debe “nacer de nuevo”. Como a Nicoedemo, también a los Hermanos Jesús nos está invitando a descender a las capas más profundas de nuestro ser, Nos invita a ir a la Fuente de donde nace y brota el sentido de nuestra vida consagrada. Para ello, hemos de abandonar la zona de protección que conocemos e internarnos en un espacio de vulnerabilidad en el que podemos dejar ir lo viejo y dejar venir la novedad que nos trae el soplo indecible del Espíritu:

“Te aseguro que, si uno no nace de agua y Espíritu,
no puede entrar en el reino de Dios”

(Jn 3,5-9).

La experiencia está organizada en tres momentos. El primero de interiorización, encuentro con uno mismo y encuentro con Dios; el segundo es un Taller que en cada experiencia es diferente:

  • a) Acompañamiento,
  • b) Asociación,
  • c) Encuentro con la Realidad; y la tercera parte de “cosecha” para la renovación del Plan de Vida Personal. 

En el mes de octubre de 2019, se llevó a cabo la primera experiencia con la participación de 15 Hermanos. El lugar fue en la Comunidad de Ntra. Sra. De la Esperanza (Cacalotepec, Puebla, México), donde residen los Hermanos de mayor edad o con alguna situación delicada de salud, lo cual enriqueció enormemente la experiencia. Al principio, nos reconocimos todos los participantes con mucha esperanza en este encuentro; aún con la incertidumbre que despierta la novedad de la actividad, y con los prejuicios sobre la misma que cada uno traía.  

Al final de la primera semana, tuvimos un encuentro en Veracruz con la Comunidad de “Las Patronas”, un grupo de mujeres que desde hace 25 años se han dedicado voluntariamente a ayudar a los migrantes que pasan en el tren (“la bestia”) a unos pasos de su domicilio. Este encuentro fue “icónico” dentro de la experiencia de Formación Permanente, no solo tuvo la riqueza de “encontrarse” con una realidad ajena a nuestras realidades, sino además fue de una riqueza espiritual que nadie esperaba encontrar. 

Continuamos con el taller de “Acompañamiento”, el cual fue animado por el Hno. Adalberto Aranda. Este “Acompañamiento” al estilo lasallista, desde nuestra “genética Institucional” representó para todos los Hermanos un descubrimiento de La Salle como acompañante y una nueva manera de entender desde nuestra vocación el acompañar y ser acompañado.

A propósito, entre todos redactamos un “credo” con nuestras convicciones sobre esta acción tan importante en nuestra misión como es el acompañamiento. 

La evaluación final de esta experiencia ha sido muy positiva, en general “rebasando” nuestras expectativas y con seguridad será un detonante para la vida del Distrito y para la renovación de cada Hermano. El relato no termina aquí. Continuará con la experiencia que cada Hermano pueda vivir en las siguientes sesiones.


Lea a mayor profundidad esta experiencia en:

http://www.lasalle.org.mx/modelo-de-formacion-permanente-nacer-de-nuevo/

Para profundizar conozca las publicaciones del Instituto


Formación Lasallista para la Misión. El Itinerario.
Circular 475 sobre las Vocaciones lasallistas.


La Salle en el Caribe y el Sur de México