La organización de la Familia Lasaliana, asumida en clave de ‘revitalización’, pasa por la renovación de las estructuras de animación y gobernanza, en torno a la corresponsabilidad, la sostenibilidad, la solidaridad y la transparencia, para “asegurar la vida y misión de la familia lasallista” y “garantizar la promoción de la vitalidad carismática de las personas y las comunidades y de los Distritos y Regiones que integran el Instituto”, así como “el incremento de la participación de asociados lasallistas en las estructuras”, como han expresado los miembros del 46.º Capítulo General, hace dos años.
De igual forma, esta apuesta por “el fortalecimiento, la reorganización y el impulso de la comunidad lasallista en el mundo” hace parte de las propuestas de la III Asamblea Internacional de la Misión Educativa Lasallista (AIMEL). Se habló, entonces, de ofrecer modelos de gobernanza y sostenibilidad, y de redes colaborativas de formación y acompañamiento.
Organismos vivos
Por eso las Oficinas y las Comisiones que se han constituido desde hace un año, ha sido uno de los temas reflexionados por la Asamblea Plenaria celebrada del 8 al 12 de julio, concebidas como instancias de servicio, acompañamiento y articulación en clave sinodal, desde la convicción de que más que una organización, se trata de organismos vivos integrados por personas que interactúan en red.
A partir del “principio de circularidad”, que en el ámbito sinodal se comprende como un proceso de ida y vuelta, desde la gramática de la escucha y el aprendizaje mutuo como discípulos-misioneros, “juntos y por asociación”, donde nadie tiene la exclusividad de la verdad, la Asamblea Plenaria interactuó con cada uno de los Presidentes de Comisión y Directores de Oficina, quienes compartieron sobre su misión, desafíos y proyecciones. Una experiencia de discernimiento y complementariedad, desde el espíritu de fe, de comunidad y de celo ardiente que identifica a la Familia Lasaliana.