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Representantes de la única universidad católica de Tierra Santa se reunieron con un grupo de embajadores de la Santa Sede en Roma para darles a conocer la situación de la universidad, un punto de referencia multicultural y académico en la región. Los 3.400 estudiantes matriculados tienen cada vez más dificultades para acceder al campus desde el comienzo de la guerra.

 

La Universidad de Belén es más que una universidad. Es un faro de esperanza para el pueblo palestino y para las personas de todas las religiones del mundo que se preocupan por Tierra Santa y su gente. Forma a futuros líderes que desempeñarán un papel vital en la reconstrucción de sus comunidades y en la promoción de la paz en Oriente Medio”. Así lo afirmó el Hermano lasallista Jack Curran, Vicerrector para el Desarrollo de la universidad, durante un encuentro celebrado el pasado 12 de septiembre en la Casa Generalicia de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en Roma, entre representantes de la única universidad católica de Palestina y embajadores ante la Santa Sede, centrado en la dramática realidad de los estudiantes y sus retos, que han aumentado significativamente desde la crisis.

Un refugio seguro frente al conflicto

Fundada en 1973 por el Vaticano y el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en respuesta a la petición del pueblo palestino, en estos tiempos de guerra e inestabilidad la Universidad de Belén “sigue siendo un salvavidas educativo para los estudiantes y sus familias”.

 

Hay 3.400 estudiantes matriculados, de los cuales 800 son de primer año. Alrededor de la mitad, dice el Hermano Jack viven en la inseguridad para llegar al campus, y esto se aplica tanto a los que llegan desde Hebrón, rodeada de puestos de control y asentamientos, como a los que llegan desde Jerusalén, conectada con Belén por dos entradas cerradas periódicamente.

 

“Para muchos”, de hecho, “la universidad no es sólo un lugar de crecimiento académico, sino también un refugio seguro frente al conflicto que les rodea, gracias a su compromiso permanente con la búsqueda de la verdad, el avance de la justicia social y la promoción de la paz y el entendimiento”.

Un estímulo a compartir


“La Universidad de Belén sigue siendo un pilar de fortaleza y resistencia para los estudiantes palestinos en estos tiempos turbulentos – reiteró el hermano Armin Luistro, Superior General de los Hermanos de las Escuelas Cristianas – y hay una necesidad urgente de ayudar a fortalecer su narrativa y apoyar su camino”.

 

El encuentro puso de relieve la necesidad de sensibilizar y apoyar a nivel mundial a la Universidad de Belén, no sólo como institución de enseñanza superior, sino también como fuerza de paz y progreso en una región marcada por el conflicto. Se animó a los embajadores a compartir la historia de la universidad en sus redes internacionales para intensificar su impacto en los estudiantes palestinos y en la comunidad mundial.

Imaginar un futuro pacífico

 

«La educación es siempre una herramienta fundamental para la esperanza y el cambio y, más aún en tiempos de guerra, la Universidad de Belén ofrece a los estudiantes palestinos la oportunidad de imaginar y construir un futuro pacífico, a pesar de la ocupación y la violencia que sufren”, subrayó el hermano Héctor Hernán Santos González, rector de la Universidad.

 

Situada en el corazón de Belén, a sólo 500 metros del Templo de la Natividad, la Universidad atiende a un alumnado diverso de cristianos y musulmanes, “y ofrece una amplia gama de programas académicos que promueven la paz, el diálogo y el desarrollo comunitario, preparando a los estudiantes para ejercer diversas profesiones con competencia, confianza y carácter”.

* Artículo publicado en Vatican News