Entre el final del año 2024 y el comienzo de 2025, los lasalianos estamos atravesando, de manera discreta y silenciosa, un Tricentenario importante. Es el de los reconocimientos civil y eclesiástico de nuestra personería, de nuestra misión, de nuestra identidad. En efecto, las Patentes reales en Francia y la Bula In apostolicae dignitatis solio, del Papa Benedicto XIII, cierran el proceso de fundación de nuestro Instituto. Es un largo camino el que va desde aquella mañana de 1679 cuando Adrián Nyel se cruzó con el Sr. De La Salle en la puerta de la casa de las Hermanas del Niño Jesús hasta el Capítulo General de agosto de 1725 en el que nuestros Hermanos recepcionaron la Bula y emitieron los nuevos votos. Es el camino de la misión realizada cotidianamente y de la conciencia que de ella nace.
Esa conciencia fue diciéndose con palabras balbucientes, en una serie de ondas que mostraban siempre rasgos nuevos de una identidad eclesial y social propia de aquellos tiempos modernos que se desplegaban en Francia y llegarían a cubrir el mundo entero. Desde la Memoria sobre el hábito hasta las Meditaciones para el tiempo de Retiro y la Regla de 1718, el proceso que acompañó nuestro Padre. Y, a partir de la carta que el H. Timoteo, Superior General, escribe al P. Vivant para encargarle los trámites de la Bula hasta la Regla de 1725 con su Prólogo, el camino que los Hermanos emprenden ya sin él. Un camino que llega hasta nuestros días y sigue abriendo ondas cada vez más incluyentes y matizadas en lo que hoy llamamos Familia Lasaliana.
Un camino decididamente sinodal. Un camino que, en el fondo de su desarrollo, contiene ese valor central de nuestra identidad que es la Asociación para sostener las escuelas, la Asociación para la misión, el juntos y por asociación para procurar la Gloria de Dios en el trabajo educativo cotidiano.
Hemos pedido a la Dra. Carolina Bacher Martínez, teóloga argentina que hoy trabaja fundamentalmente en Chile, en la Universidad Silva Henríquez, que desarrolle para nosotros, justamente, este tema en el que ella ha estado comprometida desde hace tiempo: sinodalidad y asociaciones laicales. Carolina se ha desempeñado por cuatro años como docente de nuestro Instituto Pastoral de la Adolescencia, en Buenos Aires (Argentina) en la formación de catequistas parroquiales en las sedes que el Instituto tiene en algunos barrios populares de la ciudad. Allí ha sabido aportar su competencia profesional que cruza continuamente la perspectiva de las ciencias sociales con la teología pastoral.
Le agradecemos este trabajo y deseamos que pueda ser estimulante para todo el mundo lasaliano. Con él comenzamos una serie de Cuadernos que, en el marco del Tricentenario, rondarán el quinto Camino de transformación votado por el Capítulo General último: la Asociación para la misión.
Hno. Santiago Rodríguez Mancini, FSC
Oficina de Patrimonio Lasaliano e Investigación