“Debemos inculturar el Instituto en África y Madagascar, tenemos que estar en contacto con la realidad, con la humanidad”.
Con esta invitación el Hno. Armin Luistro, Superior General de los Hermanos de las Escuela Cristianas, inició su intervención durante el encuentro con la Región Lasaliana de África-Madagascar (RELAF), que se desarrolla en Abiyán –una de las principales ciudades de Costa de Marfil–, entre el 13 y el 17 de noviembre, con la participación de los Hermanos Visitadores, Visitadores Auxiliares, Ecónomos y responsables de la Misión Educativa Lasaliana de los cinco Distritos y la Delegación que hacen parte de la Región, además de los miembros del Consejo General del Instituto.
En contacto con la realidad
En su reflexión, el Hno. Armin evocó el gesto de Moisés en el Éxodo, al despojarse de sus sandalias ante la zarza ardiente –tema de meditación en la oración del primer día del encuentro–, y se preguntó: “¿cuáles son los obstáculos que nos impiden estar en contacto con la realidad?”. “Como líderes, tenemos que ser capaces de quitarnos las sandalias”, añadió el Superior General.
Al reconocer la importancia de África y Madagascar en el presente y el futuro del Instituto, el Hno. Armin se refirió al enorme potencial del Proyecto Levadura, en un continente donde “las mujeres tienen un gran liderazgo en la Iglesia y los jóvenes tienen un gran valor”. En este sentido, “nuestras escuelas no deben ser exclusivas, sino inclusivas”, subrayó el Superior General, exhortando a los lasalianos de África-Madagascar a seguir sumando esfuerzos frente al Pacto Educativo Global convocado por el Papa Francisco.
Asimismo, el religioso lasaliano destacó que, si bien “en el pasado formábamos a nuestros Hermanos para que sirvieran en los Distritos, hoy tenemos que formarlos para que sirvan en todo el Instituto”. De modo que es necesario preguntarse: “¿estamos formando a nuestros Hermanos jóvenes para que sean líderes del Instituto? ¿Estamos formando a los laicos para trabajar en igualdad con los Hermanos?”.
Una educación liberadora
Otra perspectiva abordada por el Hno. Armin, frente a la necesaria inculturación del Instituto en África, tiene que ver con la consciencia, cada vez mayor, de que la misión educativa lasaliana debe ser liberadora, es decir, “tiene que sacarnos de la pobreza, tiene que cambiar la vida de las personas, tiene que transformar la sociedad”.
“En África tenemos que plantearnos si nuestros sistemas educativos, nuestras escuelas y nuestros currículos, están respondiendo a este reto. ¿Estamos sacando a nuestros graduados, a nuestros niños, de la pobreza? ¿Llevan una vida mejor? ¿Están más desarrollados como sociedad?”, enfatizó el Superior General.
Una nueva forma de ver el desarrollo
A propósito del desarrollo, el Hno. Armin planteó una cuestión crítica: “¿cómo definimos el desarrollo?”. “Tal vez nuestra definición de desarrollo esté demasiado ligada al dinero y a la infraestructura”, continuó, proponiendo, en contraposición, la mirada sobre el desarrollo que se deriva del Magisterio del Papa en Laudato sí y Laudate Deum, también “desde el punto de vista de la felicidad, en términos de las aspiraciones de las personas”.
“Quizás hayamos olvidado que una educación verdaderamente liberadora, debe alimentar el alma, debe formar la mente para que podamos ser mejores humanos”, sentenció el Superior General, al sugerir que “la Iglesia y el Instituto pueden aprender de la experiencia africana”. “Tal vez en la experiencia africana y malgache haya nuevas formas de ver el desarrollo que permita a las personas ser realmente mejores seres humanos”, concluyó.