Se dice que en el año 1060 dos monjes benedictinos que caminaban cerca de la costa de Normandía en Francia descubrieron un hermoso lugar desde el que podían ver el océano Atlántico. Uno de ellos descansaba en una barca en la playa, el otro en tierra.
A la mañana siguiente el mar, a causa del viento, se llevó la barca con el monje dentro, llegando a Inglaterra. El Hermano Roger, al despertarse y no encontrar a su compañero de viaje, invocó con tristeza la ayuda de María. En un sueño tuvo entonces una visión: una estrella caída del cielo quemaba el bosque, y una voz, la voz de María, le pedía que construyera un santuario en su honor en ese lugar. De este modo, levantó una pequeña cabaña para cumplir la voluntad de María.
Con el tiempo, se construyó una pequeña abadía. Tiempo después, el rey de Inglaterra, Guillermo el Conquistador, transformó la pequeña capilla en un monasterio; donó tierras y ayudó al Hermano Roger, a quien también le dijo que su compañero, al que creía perdido, estaba en Inglaterra y había sido nombrado obispo de Salisbury.
Durante varios siglos, este lugar se convirtió en uno de los más importantes centros de veneración mariana. En recuerdo de la visión que tuvo el monje Roger, esta iglesia y la imagen que aquí se venera, recibieron el nombre de “Nuestra Señora de la Estrella”.
Desgraciadamente, durante los siglos posteriores y debido a las condiciones políticas, religiosas y económicas del país, la Iglesia y el monasterio sufrieron persecución, destrucción y abandono. En 1842 el lugar estaba prácticamente en ruinas. En 1844, el obispo de Coutances, a petición de las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia, compró el terreno para fundar la Congregación del mismo nombre de Hermanos. El lugar ha sido reconstruido desde entonces.
En 1938, estos Hermanos, poco numerosos, pidieron incorporarse al Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, y así los Hermanos de La Salle se hicieron cargo de la Abadía de “Nuestra Señora de la Estrella”.
El 1 de mayo de 1960, en el noveno centenario de la fundación de la Abadía de Montebourg, por voluntad de Juan XXIII y en presencia del Superior General de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Nicet-Joseph, se celebró solemnemente la coronación pontificia de Nuestra Señora de la Estrella. Fue declarada “Reina y Madre y Patrona Universal de las Escuelas Cristianas”.
Cabe mencionar que la corona de oro con la que se coronó la estatua, el cetro de oro y la corona del Niño Jesús fueron hechos en México por un artesano mexicano y su costo fue sufragado por los alumnos de las escuelas de la República de México.
Ilaria Iadeluca
Servicio de Comunicación y Tecnología
Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas – Roma (Italia)