“El Señor, en efecto, no nos ha hablado como a oyentes mudos, sino como a testigos, llamándonos a evangelizar en todo tiempo y en todo lugar”, este fue el núcleo de la homilía que pronunció el Papa Francisco en la Santa Misa que presidió este 26 de enero, en la Basílica de San Pedro, en el Domingo de la Palabra de Dios, en el cual instituyó a 40 nuevos lectores de diferentes partes del mundo y con la cual se concluyó el Jubileo del Mundo de la Comunicación.
Este III Domingo del Tiempo Ordinario, día en el que la Iglesia celebra el Domingo de la Palabra de Dios, el Santo Padre señaló que el Evangelio que hemos escuchado nos anuncia el cumplimiento de una profecía colmada del Espíritu Santo. Y quien la cumple, precisó el Papa, es Aquel que viene “con el poder del Espíritu” (Lc 4,14): Jesús, el Salvador.
Luego, el Obispo de Roma indicó la “feliz coincidencia” que se da en este Domingo de la Palabra de Dios y en los inicios del Jubileo, en el cual se proclama esta página del Evangelio de Lucas, en la que Jesús se revela como el Mesías “consagrado por la unción” (v. 18) y enviado a “proclamar un año de gracia del Señor” (v. 19).
Una misión única y universal en cinco acciones
En este sentido, el Papa Francisco dijo que, con esta actitud de fe gozosa estamos invitados a acoger la antigua profecía como proveniente del Corazón de Cristo. De ahí su propuesta a reflexionar en las cinco acciones que caracterizan la misión única y universal del Mesías: única, porque sólo Él la puede realizar; universal, porque quiere incluir a todos.
En primer lugar, Él es enviado «a llevar la buena noticia a los pobres» (v. 18). “Este es el ‘evangelio’, la buena noticia que Jesús proclama: ¡el Reino de Dios está cerca! Cuando Dios reina, el hombre está salvado. El Señor viene a visitar a su pueblo, haciéndose cargo del humilde y del pobre. Este Evangelio es palabra de compasión, que nos llama a la caridad, a condonar las deudas del prójimo y a un generoso compromiso social”.
La segunda acción de Cristo es «anunciar la liberación a los cautivos» (v. 18). “El mal tiene los días contados, porque el futuro es de Dios. Con la fuerza del Espíritu, Jesús nos redime de toda culpa y libera nuestro corazón de toda cadena interior, llevando el perdón del Padre al mundo. Este Evangelio es palabra de misericordia, que nos llama a ser testigos apasionados de paz, solidaridad y reconciliación”.
La tercera acción, con la que Jesús cumple la profecía, es dar «la vista a los ciegos» (v. 18). “El Mesías nos abre los ojos del corazón, a menudo deslumbrado por la fascinación del poder y de la vanidad; enfermedades del alma que impiden reconocer la presencia de Dios y que hacen invisibles a los débiles y a los que sufren. Este Evangelio es palabra de luz, que nos llama a la verdad, al testimonio de la fe y a la coherencia de la vida”.
La cuarta acción de Jesús es «dar la libertad a los oprimidos» (v. 18). “Ninguna esclavitud resiste a la acción del Mesías, que nos hace hermanos en su nombre. Las prisiones de la persecución y de la muerte son abiertas de par en par por el poder compasivo de Dios. Este Evangelio es palabra de libertad, que nos llama a la conversión del corazón, a la honestidad del pensamiento y a la perseverancia en la prueba”.
Por último, la quinta acción: Jesús es enviado a «proclamar un año de gracia del Señor» (v. 19). “Se trata de un tiempo nuevo, que no desgasta la vida, sino que la regenera. Es un Jubileo, como el que hemos comenzado, preparándonos con esperanza al encuentro definitivo con el Redentor. Este Evangelio es palabra de alegría, que nos llama a la acogida, a la comunión y a caminar, como peregrinos, hacia el Reino de Dios”.
En el domingo dedicado de manera especial a la Palabra de Dios, el Pontífice agradeció a Dios por habernos dado su Verbo, hecho hombre para la salvación del mundo. Este es el acontecimiento del que hablan todas las Escrituras, que tienen como verdaderos autores a los hombres y al Espíritu Santo.
Llamados a evangelizar en todo tiempo y en todo lugar
Finalmente, al recordar a los cuarenta hermanos y hermanas de diversas partes del mundo que recibieron el ministerio del lectorado, el Papa Francisco invitó a responder con entusiasmo al gozoso anuncio de Cristo. El Señor, en efecto, no nos ha hablado como a oyentes mudos, sino como a testigos, llamándonos a evangelizar en todo tiempo y en todo lugar.
“Comprometámonos todos a llevar la buena noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos, a dar la vista a los ciegos y a proclamar un año de gracia del Señor. Entonces transformaremos el mundo conforme a la voluntad de Dios, que lo ha creado y redimido por amor”.