El 20 de septiembre, el Hermano Juan Barrera regresaba a España después de más de 30 años en Rumanía. Es uno de los doce Hermanos originarios del actual Distrito Arlep que han colaborado o siguen colaborando en esta Sector de Europa Central.
Los Hermanos de las Escuelas Cristianas llegaron a Rumanía en 1861, procedentes de Austria, pero diez años después decidieron retirarse. Volvieron en 1898, invitados por la jerarquía rumana, y esta vez se quedaron para siempre. Fueron 125 años de presencia ininterrumpida de La Salle en Rumanía. Durante este tiempo, los Hermanos han dirigido escuelas en Bucarest, Craiova, Braila, Satu Mare y Oradea; además en 1940 abrieron también un Noviciado.
El 1 de agosto de 1948 el régimen comunista instalado en el país nacionalizó las escuelas confesionales. En ese momento había en el país 38 Hermanos, de los que nueve se repatriarían repatriados por ser de nacionalidad austriaca o alemana. Un año más tarde, el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas fue el primero de la lista de congregaciones religiosas suprimidas por decreto. Desde entonces hasta 1989, buena parte de los Hermanos sufrirán prisión, trabajos forzados y arresto domiciliario. Fueron liberados en 1964, pero no se les permitió vivir en comunidad y cada uno deberá buscarse la manera de ganarse la vida, siempre vigilados de cerca por la Securitate, la policía política, que procuraba hacerles la vida lo más difícil y dura posible.
La pesadilla comunista comienza a declinar en 1989: soplan vientos de cambio, car el Muro de Berlín y se abren nuevas perspectivas para los países de Europa oriental. Siete Hermanos rumanos habían sobrevivido a unas implacables condiciones de vida. Poco más tarde, cuatro de los cinco Hermanos que quedaban en el país se reunieron con el Hermano Superior General John Johnston en Viena, pidiendo refuerzos a la entonces Región Arlep, que enviaría seis Hermanos.
Los tres primeros viajaron en 1991 y otros tres se incorporaron un año más tarde. Se constituyó una comunidad en Iasi, de la que formaba parte el Hermano Tiberiu, el más joven de los supervivientes, profesor de alemán en el seminario local; otra en Oradea con tres Hermanos rumanos y en 1993 una tercera en Pildesti, donde se puso en marcha el primer proyecto lasaliano de esta nueva etapa: el centro socioeducativo La Salle de Pildesti, que sería primero una escuela profesional, luego escuela de artes y oficios y, finalmente, hasta hoy, liceo técnico.
La primera preocupación de los Hermanos rumanos y de los españoles recién llegados era atraer vocaciones rumanas que aseguraran el futuro; la respuesta fue casi inmediata. Los primeros fueron dos jóvenes, Daniel Ciobanu y Iosif Beda, que profesaron como Hermanos en 1994, después de formarse en Viena y en Iasi. Dos años más tarde, el Hermano Vicențiu Ghiurca siguió sus pasos.
Desde que los Hermanos de Arlep se incorporaron a la misión en Rumanía, hace 32 años, han tratado de comprender cuáles eran las necesidades de los hombres y mujeres de un país tan desconocido en sus comienzos, y de ver qué respuesta lasaliana se podía dar a esas necesidades. De estas inquietudes surgieron los dos proyectos que, hasta el pasado mes de diciembre, seguían en marcha en la Moldavia rumana: el Liceo Técnico de Pildesti, construido con un sólido apoyo económico del Ministerio de Asuntos Exteriores español, en funcionamiento desde septiembre de 2001, y la Residencia de tipo familiar de Iasi, que hasta hace poco acogía a niños y jóvenes con problemas sociales o familiares, y está, actualmente, en proceso de reconsideración.
Hasta que estos proyectos se hicieron realidad, los Hermanos españoles trabajaron como profesores de religión en las escuelas del Estado de Pildesti y Gheraesti, profesores en la Facultad diocesana de Teología didáctica para laicos, formadores de catequistas, animadores de Acción Católica, del movimiento Scout, de grupos de familias, etc.
Actualmente continúan en activo en Rumanía tres Hermanos rumanos, un Hermano alemán y dos Hermanos españoles. Los Hermanos rumanos que vivieron la experiencia comunista han ido falleciendo tras una vida complicada pero intensa, marcada por su fe y su fidelidad al carisma lasaliano.
El Hermano Vicențiu Ghiurca es el actual Visitador del Distrito y, como tal, desde Pildesti anima y acompaña el caminar del Distrito de Europa Central, que cuenta con presencias lasalianas en Austria, Hungría, Eslovaquia, Rumanía y Países Bajos.