“La Asociación lasaliana para la misión, su desarrollo para el futuro”, fue el tema del Seminario de Investigación Lasaliana, liderado por la Oficina de Patrimonio Lasaliano e Investigación, junto con la Comisión de Asociación del Instituto. Para la ocasión, el Hno. Pedro Gil, del Distrito Arlep (España – Portugal), expuso algunas reflexiones que aportaron de manera significativa al proceso de reflexión de los participantes, más de 50 Hermanos y seglares lasalianos de las cinco Regiones del Instituto.
En esta entrevista el Hno. Pedro comparte algunos puntos de vista sobre la Asociación lasaliana en el contexto actual y en el marco de la celebración del Tricentenario de la Bula de Aprobación del Instituto.
LaSalle.Org: ¿cómo comprender la Asociación en el proceso que vive actualmente el Instituto, de cara al itinerario que hemos recorrido en los últimos años?
Hno. Pedro Gil: (…) solemos considerar la Asociación desde el conocimiento que tenemos de los orígenes de la institución de La Salle; es decir, consideramos el presente desde el pasado. Es lógico; es lógico que quienes se llevan toda una vida entregados a esto y llevan la vida de una institución de tres siglos consideren el presente desde el pasado (…).
Ahora bien, entiendo que el tema puede ganar mucho si además de esto lo consideramos a la inversa, o complementariamente. Lo diremos de esta manera: ¿qué pasaría si consideráramos el pasado desde el presente? Puede parecer chocante. No lo es. Considerar el pasado desde el presente es preguntarse: ¿en qué se parecen? (…) Aquello era los días posteriores a Trento, régimen de cristiandad, y esto es después del Vaticano II, un mundo global y tiempo de nueva evangelización. ¿No se parecen en nada? Sí se parecen (…). Es decir, están necesitados para un mismo objetivo de una institución nueva, de una forma institucional nueva. En eso se parecen. Y entonces, cuando caemos en la cuenta de que se parecen porque son distintos, entonces decimos: la forma tiene que ser también distinta. El proyecto tiene que ser también distinto y entonces de pronto saltamos a pensar en los días de la primera comunidad, antes de la Bula de Aprobación. Merece la pena recordar este punto.
LaSalle.Org: justamente estamos cumpliendo 300 años de la Bula de Aprobación del Instituto. ¿Cómo se relaciona esta Bula de Aprobación con los procesos de Asociación?
Hno. Pedro Gil: La referencia de la Bula es muy importante, muy útil en esta consideración que decimos. Decimos que se puede considerar el pasado desde el presente. Cierto. Si lo aplicamos, nos encontramos con una especie de sorpresa un poco intrigada con los tiempos anteriores a la Bula, es decir, los únicos que conoció el Señor de La Salle cuando hacían votos; claro que hacían votos: de estabilidad, de obediencia. ¿Eran votos? Es la pregunta que yo me hago. ¿Eran votos seculares o religiosos? Si se puede hacer la distinción. En el sentido que estamos hablando se puede hacer.
LaSalle.Org: ¿Qué es un voto secular?
Hno. Pedro Gil: voto secular significa un voto que no se aproxima a la estructura de la vida consagrada. Es un voto que expresa el compromiso de un grupo de personas que no son clérigos ni viven en clausura. Viven juntos, se comprometen juntos, de una manera inexplicable a los ojos de la razón y de la sociedad. Viven juntos comprometidos a hacer algo, hacen voto de eso. Y creen que su Dios les llama a esto. Eso en aquel momento no era un voto religioso. A partir de la Bula, eso pasa a ser llamado voto religioso. Sustancialmente sigue siendo lo mismo que antes.
A nosotros nos importa hoy ante la historia de la Asociación; nos importa recordar aquello. Y ver entonces el pasado desde el presente, es decir: ¿y si ellos en aquel momento estuvieron haciendo lo mismo que dudamos nosotros en hacer ahora? Si lo que nosotros vamos haciendo ahora, tanteando, poco a poco, en medio de perplejidades… Y si esto fuera lo mismo que ellos tuvieron que hacer en su momento, sólo que en un tiempo totalmente distinto.
Es tiempo de nueva evangelización frente a un tiempo de vieja cristiandad. Es un tiempo no del Concilio de Trento sino, si se quiere, del Concilio de Jerusalén. Es un tiempo igual que al anterior en cuanto que a los dos, tomemos nota de esto, a los dos se nos aplica, se nos sustenta, desde las Meditaciones del tiempo de retiro, que son nuestra identidad. Dios ha pensado en nosotros, en nuestra comunidad, desde siempre, vive en nosotros la vida de siempre; nos espera a nosotros en su plan eterno, y nos sostiene en nuestra dedicación. Ese es nuestro compromiso. Esto es la Asociación. Vivir eso en red. A esto se comprometían. Cuando decían su expresión “juntos y por asociación” querían decir esto. Somos una comunidad y una red de comunidades.
Es posible que considerar las cosas de esta manera a más de un Hermano le serene la vida. Más de un Hermano, más de una comunidad en efecto piensa, y se dice, ya un poco resignadamente, “ya no hay vocaciones para Hermano; ahora hay otras vocaciones”. Y si uno dice: ¿si estas nuevas son la forma de las de siempre? ¿Si estas vocaciones fueran la forma de las vocaciones de siempre… sólo que tres siglos después? Resultaría entonces que el discurso de la Asociación es el discurso de la primera comunidad.
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