“Este tiempo en la Universidad de Belén es particularmente complejo después de los ataques producidos el 7 de octubre (de 2023)”. Así comienza su relato el Hno. Héctor Hernán Santos, rector de la Universidad, en entrevista con LaSalle.Org, al destacar que “no es la primera vez que tenemos una situación conflictiva” en la región, la cual afecta sustancialmente a los estudiantes y a los docentes de la Universidad, lo mismo que a sus familias.
Inspirados en el testimonio de San Juan Bautista de La Salle, Fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, la comunidad de Hermanos que dirigen la Universidad —hoy como hace más de 50 años, desde su fundación en 1973— decidieron quedarse y “permanecer juntos”, con la certeza de que “la unidad” es la respuesta a la incertidumbre y a la adversidad.
Dar razón de la esperanza
Con su mirada profunda, el religioso lasallista aún recuerda el primer día del nuevo año lectivo, cuando al dirigirse a más de 800 estudiantes que ingresaban a la Universidad por primera vez, descubría que “estos jóvenes vienen cargados de esperanzas”, y se conmovía al constatar sus deseos “de soñar con un futuro mejor”. “Yo creo que esa es la motivación más grande que tenemos como educadores, como religiosos: son definitivamente nuestros estudiantes la razón de nuestra esperanza, la razón de nuestro existir también”.
Ante las actuales circunstancias de violencia que no dan tregua, la Universidad de Belén se la juega por la paz. “Durante mucho tiempo la Universidad se ha concebido como un oasis de paz en una tierra de conflictos”, confirma su rector. Por eso, “lo que nosotros estamos queriendo lograr ahora con un nuevo modelo educativo es que no solamente tengamos paz dentro del campus universitario (…)”, sino que “nuestros estudiantes sean hacedores de paz en sus respectivas comunidades”.
“Creo que la esperanza pasa en este tiempo por ayudarles a los estudiantes a que encuentren su verdadero potencial. No es una tarea fácil pensar la esperanza en un lugar donde la vida está amenazada todo el tiempo. (…) No es fácil construir el sentido de esperanza en un lugar con esas características”. Sin embargo, el Hno. Héctor Hernán concluye que “el sentido de comunidad” es fundamental para lograrlo, porque “cuando uno tiene una comunidad de referencia, donde uno se siente respetado, querido, amado”, es posible que seamos “hacedores de esperanza en un mundo muy complejo”, concluye.